
El departamento de i+d de Subastanomics ha desarrollado la mejor estrategia anti-okupas. Estrategia que ha sido puesta a prueba varias veces a lo largo del último año y que ha demostrado ser una estrategia ganadora, acreditando que nuestra fábrica de ideas sigue a la cabeza del negocio de las subastas.
Comprenderéis que dada la naturaleza «al filo de la Ley» del asunto no pueda dar demasiados detalles.
1. Una estrategia muy antigua
«No te comprometas realizando un trabajo sucio que alguien pueda hacer por ti»
Esta frase fue grabada en una estatuilla sumeria del IV Milenio A.C. aún no encontrada.
Posteriormente, en el siglo V A.C. el dramaturgo griego Esquilo nos avisaba de que
«En la guerra la primera víctima es la verdad»
De eso va esta post.
De cómo conseguir un objetivo propio haciendo que sean otros quienes hagan el trabajo sucio, de forma que aparentemente nosotros no hayamos tenido nada que ver con los hechos.
Esta es la estrategia geopolítica más antigua. Consiste en no hacer aquello que los demás pueden hacer en nuestro lugar, sobre todo si se trata de actos perversos, ilegales o que pueden acarrear problemas a su autor en caso de llegar a ser descubiertos.
Un ejemplo clásico de esta estrategia se practicó abundantemente por las potencias europeas durante los siglos XVII y XVIII cuando éstas concedían a comerciantes y piratas una autorización llamada “patente de corso” mediante la que les permitían atacar barcos mercantes de los países adversarios.
De entre los corsarios más famosos destaca el inglés Francis Drake como ejemplo paradigmático de estas prácticas. Famoso porque además de sus saqueos históricos, también fue el segundo navegante en dar la vuelta al mundo en barco, después de Juan Sebastián Elcano.
En definitiva, que desde siempre se ha empleado a terceros para que realicen los trabajos más duros, penosos y execrables.
2. Los mercenarios modernos
Y otro ejemplo, éste muy moderno, de esto mismo que estamos tratando serían las compañías de seguridad privada, tipo Blackwater, cuyos miembros son llamados “contratistas” y que se emplean para llevar a cabo acciones que los Estados no pueden o no quieren hacer directamente con sus propios recursos.
Las ventajas de utilizar a estos contratistas son obvias:
- No necesitan formación
- No necesitan apoyo social
- Ofrecen más eficacia porque los contratistas son súper profesionales
- Ofrecen una mayor confidencialidad ante la realización de operaciones opacas poco confesables
- Y lo más importante, permiten eludir responsabilidades
El mayor inconveniente de emplear a estos contratistas es que se les pueda ir la mano y que alguien descubra nuestra vinculación con el estropicio.

3. El problema de la mafia okupa y un atisbo de su solución
Sobre el problema okupa ya he tratado aquí en Subastanomics cuando descubrí la inmensa utilidad de la empresa Desokupa y también lo he tratado largo y tendido en Rankia, de donde me van a acabar echando por pesado y monotema.
Lo que está sucediendo es que clanes de gitanos -en general españoles pero también algunos rumanos- se están dedicando a ocupar masivamente viviendas vacías, que han sido o van a ser subastadas.
Su manual de okupación es muy sencillo: Cuando se enteran de que una vivienda está en subasta y se ha quedado vacía, o que ya se ha subastado y se la ha adjudicado el banco y ha desalojado al anterior propietario, los tipos llegan, le meten una patada a la puerta, enganchan la luz y listo. Luego venden la posesión por mil o mil quinientos euros a otros okupas, con la condición expresa de que lo que le venden no es la propiedad sino sólo el uso de la vivienda hasta que finalmente el banco o el adjudicatario particular les consiga desahuciar.
Y ese es el negocio que se han montado estos golfos.
Lo mejor de todo es impedir que estas mafias okupas tomen la posesión efectiva de nuestra propiedad. Para ello hay que estudiar y aplicar a rajatabla las claves para defendernos de ellos de forma que no tengamos que vernos obligados a la mierda de justicia que hay en España.

El caso es que hay gente que de una manera o de otra resulta que siempre encuentran la forma de vivir infringiendo la Ley en vez de encontrar un trabajo de 8 a 17h como todo el mundo. Y no son personas individuales sino mafias organizadas por los clanes de siempre.
Algunos de estos tipos, los gitanos, son gente lista, le echan bastantes huevos y saben vivir sin apenas sufrir las consecuencias de infringir la Ley, como nos pasaría a cualquier otro que lo intentara.
Por ejemplo, otro negocio en el que son los putos amos es el de la protección de edificios en construcción. Como sabéis no hay constructor en España que no haya tenido que pagar sumas muy considerables de dinero a las mafias gitanas para evitar que estas mismas mafias le roben los materiales y la maquinaria de obra. El procedimiento es sencillo. Se acerca uno de ellos y le ofrece al jefe de obra su servicio de vigilancia. Si lo rechazas te empiezan a robar todas las semanas hasta que claudicas y les contratas. A partir de entonces se terminan los robos. Los vigilantes gitanos ni siquiera tienen que quedarse al acecho por la noche. Les basta con colocar un cartel para avisar a los otros clanes de que esa obra está controlada por ellos y listo. De esta peste sólo se libran las grandes constructoras que son capaces de pagar su propio servicio de vigilancia.
Y es que esta gente tiene una fama de mala leche que no veas. No hay colectivo humano, más o menos civilizado, que no prefiera irse a vivir a Kabul que convivir con ellos.
Los únicos que se atreven a enfrentarse a los gitanos son otros gitanos.
Y yo me pregunto cómo podríamos aprovecharnos de esta mala fama de «echaos pa´lante» que tienen.
Un momento, Tristán, vamos a ver una cosita, ¿qué cojones tiene que ver el rollo éste que nos estás contando con el caramelo que nos habías ofrecido sobre una estrategia para desalojar okupas?
Yo solo digo que la mejor estrategia para sacar un clavo es hacerlo utilizando otro clavo
El que quiera entender que entienda.
Y ahora lo de siempre, si has entendido mi mensaje y quieres ayudarme a difundirlo entre las gentes de bien que hay en tus redes sociales, ayúdame a difundirlo para llevar esperanza a las víctimas de esta gentuza a la que llamamos okupas.
Ya sabes, pinchando en los iconos de abajo.
Soy Héctor Arderíus, pero todos me conocen como Tristán el Subastero.
